En la Parte I vimos las diferencias entre Memoria y Recuerdo, cuándo es útil utilizar una y cuándo otra.
Para NO estudiar de memoria un cuento, recordarlo y contarlo cuantas veces queramos, debemos tener clara LA ESTRUCTURA DEL CUENTO.
Adelante, este es el punto número dos que veremos a continuación.
Te clara la ESTRUCTURA del CUENTO
Es el armazón que más adelante te va a permitir recordar con facilidad la historia que hemos trabajado y así oralizarla con menor necesidad de recurrir a la memoria.
Normalmente la estructura básica de un cuento tiene tres partes y seguro que te suenan porque lo habrás estudiado en el colegio.
- introducción: se presenta al personaje y su ambiente (esta parte termina cuando aparece un pero, un contratiempo).
- nudo o conflicto: el protagonista trata de solucionar el problema y esta parte es una sucesión de acciones fundamentales para la historia.
- desenlace o fin: se resuelve el conflicto inicial (a veces no) y todo vuelve a la normalidad y a estar en equilibrio.
Necesitamos una buena estructura (esqueleto) para que el relato (el cuerpo) no se desmorone como un castillo de cartas. Sobre este esqueleto después montaremos el resto de narración, el resto de datos.
A mi me gusta seguir este modelo que te muestro a continuación.
- En la columna de la izquierda tienes la estructura básica para cualquier historia.
- En la del centro tienes la estructura para esta historia que he tomado como ejemplo.
- En la de la derecha tienes algo más de información que da forma a la historia.
Si lees las columnas del centro y de la derecha en vertical, de arriba hacia abajo, verás que ambas tienen sentido (principio, problema y final), aunque la última te ofrece más datos, los amplía.
Mira la tabla y luego seguimos.
ESTRUCTURA
ESQUELETO
CUERPO
INTRODUCCIÓN. Se nombra al personaje, se dice algo que lo caracteriza, la relación que tiene con otros personajes y dónde vive.
A una niña le regalan unos zapatitos de charol.
Había una vez una niña a la que le regalaron unos bonitos zapatos de charol. Le gustaban tanto que siempre quería llevarlos puestos.
CONFLICTO. Se presenta una situación que hace necesario que el personaje parta de viaje con una cierta misión o propósito.
La mamá le pide que vaya a por agua.
La mamá le pide que vaya a la fuente y llene un cántaro con agua.
La niña quiere llevar sus zapatos nuevos.
La mamá le dice que se quite los zapatos nuevos para que nos se le estropeen, pero no le hace caso.
Aparecen otros personajes u obstáculos
Se quita los zapatos junto a la fuente para que no se manchen.
La niña deja los zapatos sobre una piedra para que no se manchen y vuelve corriendo a casa.
El nuevo personaje propone o hace algo que modifica la misión del personaje principal.
Vuelve a su casa con el agua.
Vuelve deprisa a su casa y se olvida en la fuente los zapatos nuevos.
Regresa y se encuentra a un hombre que lleva un saco.
Regresa a la fuente busca los zapatos y le pregunta a un hombre que si los ha visto.
El hombre la mete en el saco.
El hombre le dice que los ha guardado dentro del saco,que entre a cogerlos. El hombre cierra el saco y se va del pueblo.
El hombre la lleva de pueblo en pueblo para que cante y ganar dinero.
El hombre la lleva escondida dentro del saco y la hace cantar en los pueblos para que la gente le de dinero amenazándola con pegarle si no lo hace.
Vuelve al pueblo y su tía reconoce la voz de la niña.
Pasado el tiempo el hombre vuelve al pueblo y la tía de la niña reconoce su voz.
DESENLACE. Se llega así a una nueva situación resultado de las acciones de esos personaje. Es el final (en este caso uno triunfa sobre el otro).
La tía engaña al hombre, rescata a su sobrina y mete alimañas dentro del saco que le muerden.
La tía invita a comer al hombre que se queda dormido, luego rescata a su sobrina y mete en el saco alimañas. Cuando el hombre se va golpea el saco porque no canta. Los bicho lo muerden.
Esta estructura es la básica y común para la mayoría de los cuentos.
Esta es la estructura para el cuento «La niña del zurrón» y es lo que tenemos que tener claro. No varía y podemos memorizarla.
Cuanto más rico sea nuestro vocabulario mayor competencia narrativa tendremos para desarrollar este cuerpo de la historia. Para explicar con nuestras palabras qué más le pasó a la protagonista.
Como ya te he dicho en la columna del centro tienes la estructura para la historia que he tomado como ejemplo.
A una niña le regalan unos zapatitos de charol.
La mamá le pide que vaya a por agua.
La mamá le pide que vaya a la fuente y llene un cántaro con agua.
La niña quiere llevar sus zapatos nuevos.
La mamá le dice que se quite los zapatos nuevos para que nos se le estropeen, pero no le hace caso.
Se quita los zapatos junto a la fuente para que no se manchen.
Es una enumeración de datos, la línea de sucesos que antes comentaba, el viaje del protagonista esquematizado.
En la columna de la derecha tienes algo más de información que da forma a tu historia y que va a depender de la riqueza de tu vocabulario y de tu habilidad para narrar.
Cuanto más rico sea nuestro vocabulario mayor competencia narrativa tendremos para desarrollar este cuerpo de la historia. Para explicar con nuestras palabras qué más le pasó a la protagonista.
Utilizaremos frases más complejas, mayor número de adjetivos y, esto es muy importante, habrá más detenimiento a la hora de describir qué está pasando.
Ahora vamos a ponerle un cuerpo, a utilizar parte del vocabulario que tenemos disponible, a darle forma a esta historia esquematizada.
Podría ser algo así:
Había una vez, hace mucho tiempo, una niña a la que le regalaron unos bonitos zapatos de charol. Le gustaban tanto, tanto, que siempre quería llevarlos puestos.
Un día su madre le pidió que fuese a la plaza para llenar un cántaro con agua de la fuente. La niña quería ponerse sus zapatitos nuevos, pero la madre se lo prohibió porque los podía manchar.
Aún así, la niña no hizo caso y se los calzó. Al llegar a la fuente dejó los zapatos sobre una piedra para que no se mancharan, llenó el cántaro y volvió corriendo a su casa.
Si aprendiéramos esta historia de memoria (la columna del cuerpo) seríamos esclavos de las palabras, del orden en el que las hemos aprendido, las comas, los puntos. Y siempre sería la misma.
Lo que nos interesa saber, y no olvidar, son los pasos que da la protagonista, por eso hacemos la estructura. A partir de ahí utilizaremos el vocabulario que ya tenemos para darle forma y para contar todos los detalles que sabemos del relato, pero lo haremos a nuestra manera.
Es más, hoy puedo contar el cuento de una forma y mañana puedo contarlo con otras palabras. Y esto podemos hacerlo tanto tú como yo porque sabemos sinónimos y cómo describir una acción utilizando diferentes frases. Así contaremos el mismo sucedido, pero con ciertas variaciones.
Un ejemplo para otro día:
Había una vez, en un pueblo muy pequeño, una niña que tenía unos zapatitos de charol. Como se los habían regalado hacía muy poco tiempo le gustaba llevarlos siempre puestos.
Un día tuvo que ir a la fuente de la plaza a llenar de agua un cántaro. Su madre le dijo que se quitara los zapatos para no estropearlo, pero la niña no le hizo caso. Tan contenta se fue a hacer el recado y, para que no se mancharan de tierra o agua, se los quitó y los dejó sobre una piedra.
Un rato más tarde, cuando regresó a su casa se dio cuenta de que había olvidado los zapatitos en la fuente.
Vamos a contar la historia sabiendo lo que pasa, pero viendo lo que pasa.
Como no hemos memorizado el texto, tampoco estamos pendientes de recordar el orden exacto de las palabras que nos iría dirigiendo la acción. Ahora tenemos tiempo de recrearnos porque sabemos que la niña va a volver a por los zapatitos y se va a encontrar con un hombre que no es del pueblo…
Entonces puedo describir cómo es ese forastero, la ropa que lleva, el tamaño del saco, si es por la mañana o por la tarde, si hace frío, si es primavera… Yo puedo entretenerme en esa parte del cuento porque sé lo que pasa, pero, insisto, no soy esclava del texto memorizado.
Y cuando describo esa parte paso a la siguiente, el hombre la mete en el saco y le obliga a cantar, y me recreo en lo que veo.
De esta forma, aunque contemos siempre el mismo cuento va a ser diferente. Y no solo eso, es muy probable que cada vez que lo relatemos se vaya enriqueciendo porque las imágenes que nos vienen a la mente de lo que está sucediendo son más nítidas y variadas.
Esto es lo mismo, lo mismo que nos pasa cuando contamos un sucedido propio, cuando contamos las últimas vacaciones, la última excursión a una montaña. Sabemos lo que pasó, pero, según a quién se lo contemos y según el momento en que lo contemos, utilizaremos palabras diferentes para relatar la misma historia.
Por eso es tan, tan importante hacer una buena estructura, porque es la que nos va a marcar el camino sin encorsetarnos.
Así hasta terminar nuestro relato y escuchar cómo alguien del público nos dice:
Parece como si lo estuvieras viviendo.
Y sí, lo estaba viendo y viviendo.
Te dejo dos archivos PDF con los ejemplos de La niña del zurrón y de Caperucita Roja.
Si quieres te puedes descargar estas estructura.
Puedes utilizar estos ejemplos si los necesitas.
El cartel también.