Cuentos de las estaciones
Hacia las seis de la tarde, cuando tenía un pie dentro de la ducha y otro fuera, un pensamiento cruzó por mi cabeza y salí de casa. Toqué la puerta de todas mis vecinas a las que el feisbuk y los correos estelares estaba segura de que no les llegaría.
Sin previo aviso y con cuarenta minutos para decidirse, las invité a mi casa a escuchar cuentos.
Y eso fue lo que ocurrió, mi salón se llenó de personas que veo a diario, a las que saludo y deseo buenos días por la mañana y buenas noches cuando saco la basura. Se acercó la de la que vive en la esquina, con la que hablo cuando viene la grúa y que esta fue la primera vez que entré en su casa. Y Lolita, que está muy mayor, va en silla de ruedas y a la que, de vez en cuando, le regalo un trozo de tarta porque es muy golosa. (más…)